Instruyendo amorosamente a nuestros hijos.
Instruir, significa “enseñar” o “educar”. se trata de guiar, aconsejar y educar.
Cuando una matrona asiste en el nacimiento, no está dando forma al bebé. Solamente lo dirige o
conduce, ayudándolo a emerger de su madre. De la misma forma, los padres debemos pensar en el
papel educativo, teniendo en mente que nos toca encaminarlos, ayudarlos a emerger del regazo del
hogar a tomar su lugar en la sociedad.
Proverbios 22:6 dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.
Nuestro deber como Padres es ayudarles a vivir de manera adecuada, e instruirlos amorosamente,
direccionándoles siempre en honrar a Dios con su vida, entonces la promesa es que no se apartará
de la senda que Dios estableció para él, y crecerán y madurarán como personas sabiamente.
La instrucción es fundamental en el proceso educativo, esta herramienta les ayuda a crecer y
desarrollarse en todos los aspectos de sus vidas. Nuestros hijos desarrollan habilidades necesarias
para tener éxito en la vida. Debemos fortalecerlos en valores como la perseverancia, la
responsabilidad y el autocontrol. Ellos aprenderán a fortalecer habilidades en la resolución de
problemas y toma de decisiones. Al aprender a controlar sus impulsos y comportamientos, pueden
tomar decisiones más racionales y pensar en las consecuencias.
A veces es difícil saber si está instruyendo efectivamente a sus hijos. Utilice estos principios que le
ayudarán a saber cómo lograrlo.
La responsabilidad. Significa que nuestros hijos y estudiantes deben aprender a ser responsables
de sus propias acciones y decisiones. Debemos darles consecuencias apropiadas cuando no
cumplen con sus responsabilidades y enseñarles cómo tomar decisiones sabias y responsables.
La gracia. Debemos «ser amables y compasivos los unos con los otros, perdonándonos
mutuamente, así como Dios nos perdonó a través de Cristo». Debemos mostrar gracia y
misericordia a nuestros hijos y estudiantes cuando cometan errores, y enseñarles a hacer lo mismo
con los demás.
La perseverancia. En importante animarlos a seguir adelante incluso cuando enfrentamos
dificultades y desafíos. La disciplina se cultiva a través de la práctica constante, lo que significa
establecer hábitos y rutinas saludables en nuestra vida diaria.
Como Padres educadores, debemos ser consistentes en la aplicación de medidas formativas,
siempre con amor y empatía, sabiduría, humildad, perseverancia, práctica constante,
responsabilidad y servicio.
Cordialmente,
Eunice Ovalle castellanos
Pastora y Orientadora Espiritual. CCAH.
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