Palabras de Vida. Relación con Otros

Oportunidades de Dios para mejorar mi relación con otros.

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Dios nos ha regalado el don de la comunicación.  Aprender a convivir e interactuar con los demás no es fácil, pero si posible. Muchas veces las relaciones se afectan por las diferencias que tenemos, tanto que se puede fracturar o romper la comunicación.  Por ello perdonar generalmente implica una decisión de dejar atrás el rencor y los pensamientos de ira y venganza.   

Tenemos que aprender a cerrar ciclos en la vida, por eso es importante sanar las heridas que aún duelen y afectan las relaciones presentes. Quien no perdona se enferma y tiende a lastimar a quienes le rodean. Cuando hemos sido heridos y dejamos que la amargura nos domine, perdemos la ilusión por la vida, se mina la salud, tanto física como emocional y, sin darnos cuenta, herimos a quienes tenemos cerca. Es tiempo de perdonar para tender puentes que nos lleven a la reconciliación.  Esta decisión produce paz, que te ayuda a continuar con tu vida sin culpas ni cargas. 

Si queremos tener familias saludables debemos estar dispuestos a tomar la decisión de perdonar. Esto hará que Dios establezca en nuestras generaciones el vinculo del amor, el perdón y la reconciliación.  El perdón nos libera, nos hace más conscientes de la misericordia y del amor de Dios derramado en nuestros corazones.  El perdón genera en el hombre sentimientos de comprensión, empatía y compasión para la persona que nos hirió.

Dios nos enseña en su Palabra en el libro de efesios 4:32:  Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.

El primer paso para vivir el proceso del perdón, es reconocer que estoy herido y que necesito recobrar la capacidad de confiar en los demás. Puedo iniciar el proceso del perdón, expresando lo que siento, dejarlo ir, al soltarlo podremos experimentar la libertad que otorga el perdón. 

A algunas personas les ayuda escribir lo que sienten, es como una forma de expresar lo que vivieron. En un lugar tranquilo y privado, donde experimente libertad, exprese lo que le duele, hable con la persona que le lastimó como si estuviera ahí, perdone y pida perdón, llore, y decida que al exponer el dolor lo dejará ir para siempre.

Es importante que luego de estos momentos íntimos, tome tiempo para encontrarse con Dios y dispóngase a recibir esa paz profunda que inundará todo su ser. Son formas prácticas que nos permiten dejar ir lo que duele, encontrar la paz y recibir el perdón de Dios. Nada es más liberador que sentirse perdonado por Dios y perdonar a quienes nos han ofendido. “Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza.” Isaías 26:3.

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Cordialmente,

Eunice Ovalle Castellanos
Pastora y Orientadora Espiritual CCAH