Fortalecimiento de las familias
El fortalecimiento de las familias es nuestro deber sagrado como padres, hijos, parientes, líderes, maestros y miembros individuales de la Iglesia.
La familia formada por la unión estable de un hombre y una mujer, debe ser protegida y promovida por todas las instituciones, de la misma manera que lo acoge y expone nuestra Constitución Política, que afirma que la honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables.
La palabra de Dios no dice en el libro de Genesis 1:27-28. Y Dios creo al ser humano a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: sean fructíferos, y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla.
Los seres humanos fuimos creados a la imagen de Dios y tenemos un propósito asignado por él. Somos llamados a contribuir en el lugar donde Dios nos estableció. Es en el hogar donde aprendemos y empezamos a amar y a ser amados. Es alli donde se hace realidad la capacidad de darse como persona irremplazable y de ser recibido como tal. En la familia se vale no por lo que se tiene o se ha hecho, sino simplemente por lo que se es.
En la familia se enseña espiritualidad. El temor a Dios reverente. La clave para fortalecer nuestras familias es hacer que el Espíritu del Señor more en nuestros hogares.
Los padres deben llenar sus corazones y sus mentes con la palabra de Dios, para luego enseñarla a sus hijos. Su ejemplo amoroso y constante viviendo de acuerdo con los mandatos de Dios los inspirará y bendecirá. La familia que ama a Dios comparte de forma natural lo que Dios hace en su diario vivir y cómo él interviene en los problemas del día a día.
Como padres, Dios hace una demanda y es educar y enseñar a nuestros hijos. Ellos son la bendición que él nos concede. No debemos verlos como una carga económica o una presión sobre nosotros. ¡Todo lo contrario! Tenemos que amarlos y educarlos, enseñándoles a ser buenos ciudadanos y hacerles partícipes de todas las cosas buenas que Dios nos ha dado.
Los padres debemos enseñar valores a los hijos, cómo comportarse de forma aceptable y respetuosa ante todos. Es responsabilidad de los padres instruir a sus hijos en principios morales y espirituales, enseñarles lo que significa amar y perdonar. Una buena base moral y espiritual les ayudará a enfrentar los retos que la vida les presente.
Una familia fuerte aprecia a todos los que la componen sean hijos, nietos, abuelos, primos o tíos. Celebran juntos sus éxitos, se cuidan, se animan y se ayudan en los momentos de enfermedad o necesidad.
Mi familia es un regalo de Dios.
Es hermosa la heredad que me ha tocado. Salmos 16:6
Agradecemos a toda nuestra comunidad, por la confianza que han depositado en Dios y en el colegio, para brindar apoyo continuo y acompañamiento a nuestras familias, como pilar preciado de nuestra institución. Les deseamos felices vacaciones y muchas bendiciones en sus proyectos personales y familiares.
Eunice Ovalle Castellanos.
Pastora y Orientadora Espiritual CCAH.
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