Por estos días nuestras conversaciones familiares y entre amigos seguramente giran en torno al regreso a clases, el inicio del nuevo año escolar; se vuelven preguntas casi obligadas: ya conseguiste todo? Qué ruta recogerá a tu hijo este año?
Al interior de la familia empiezan los ajustes: madrugar de nuevo y sobre todo comenzamos a generar una serie de compromisos en busca que nuestro hijo o hija sea mejor estudiante este año; decimos cosas como: este año mejora tu letra, no dejes las tareas para última hora, ten mejor comportamiento, etc, pero lo que casi siempre olvidamos es revisar como iniciamos el año escolar de cara a la relación con Dios, pocas veces hacemos compromisos claros con nuestros hijos para que el año escolar sea una oportunidad de acercarse a Dios, no de una manera religiosa, sino auténtica, creciendo en mejorar las relaciones interpersonales, en elevar el nivel de responsabilidad, en tener al compañero de aula como hermano, respetar las autoridades del Colegio como puestas por Dios.
Esta es una invitación a empezar a escribir con buena letra en el cuaderno de nuestras vidas líneas y páginas de una relación auténtica con Dios y con el prójimo para que cada noche, como cuando acaba un periodo académico, evaluemos satisfechos el resultado.
Dispongamos mente y corazón a momentos importantes como el devocional, la convivencia, escuela de padres, el apoyo a las fundaciones y en especial a construir una relación individual, personal y transformadora con Dios partiendo del ejemplo de la familia.
Fraternalmente Jhon Mario Quintero